El panorama automotriz está experimentando una transformación radical con la llegada de la electromovilidad. Este cambio, aunque positivo en términos de sostenibilidad, plantea desafíos significativos para las empresas, especialmente para aquellas Tier 1 y Tier 2 especializadas en componentes mecanizados para trenes motrices tradicionales.
Desafíos para la industria mexicana
De acuerdo con información del Instituto Nacional de Autopartes de noviembre de 2023, la transición hacia la manufactura de trenes motrices eléctricos implica una reducción del 80% en los componentes tradicionalmente mecanizados. Esto impacta directamente en la producción y la cadena de suministro de la industria mexicana. Se estima que, de 2,000 componentes metalmecánicos en el tren motriz de combustión interna, solo serán necesarios alrededor de 200 en el tren motriz eléctrico.
Además, las nuevas reglas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) han intensificado la presión sobre las empresas para adaptarse a estándares más estrictos de sostenibilidad y eficiencia en la producción. Esto exige una revisión profunda de las prácticas de fabricación y una rápida adopción de tecnologías para trenes motrices eléctricos.
Para las empresas, este desafío implica replantear sus procesos para aprovechar su capacidad instalada actual en el mecanizado de componentes. Asimismo, realizar esta transición conlleva inversión en maquinaria para los nuevos procesos involucrados en la manufactura de trenes motrices eléctricos.
Oportunidades emergentes
A pesar de los desafíos, el cambio hacia la manufactura del tren motriz eléctrico también presenta oportunidades estratégicas para las empresas mexicanas que reorienten sus procesos. Este cambio puede agregar mayor valor a sus líneas de producción. Según el Instituto Nacional de Autopartes, se estima que el mercado de trenes motrices eléctricos pasará de 30,000 millones de USD en 2022 a 100,000 millones de USD en 2027.
Inversión en Nuevas Tecnologías
Ensamblaje de Motores Eléctricos:
Para mantenerse competitivas, las empresas deben considerar la implementación de líneas especializadas para la fabricación de motores eléctricos. Esto incluye líneas para la fabricación de pines de los estatores, cruciales para el montaje de las partes móviles del motor, y líneas dedicadas para el ensamblaje de los rotores y motores completos.
Baterías Eléctricas:
Las baterías son componentes esenciales de los vehículos eléctricos y requieren una fabricación extremadamente precisa para garantizar su rendimiento y seguridad. Las empresas pueden invertir en prensas de formado para moldear las cajas de baterías, equipo de lavado especializado para asegurar que cumplan con las especificaciones de limpieza, y en soluciones de metrología como equipo de escaneo óptico, para garantizar que cumpla con los estándares de calidad antes de su ensamblaje final, o equipo de rayos X para revisar de una forma no destructiva el estado y composición de las baterías.
Mecanizado de Componentes:
Aunque la transición a la electromovilidad reduce la cantidad de componentes mecanizados, todavía existe una demanda significativa para ciertos tipos de piezas. Los componentes como los ejes de piñón, ejes de rotor, carcasas de estator y engranajes de clutch seguirán fabricándose en tornos CNC y centros de torno-fresado. Modernizar la maquinaria existente y adquirir nuevas tecnologías para mejorar la precisión y eficiencia del mecanizado será vital para las empresas que buscan mantener su relevancia en la cadena de suministro de trenes motrices eléctricos.
¿Cuándo y cómo realizar estas inversiones de manera efectiva?
Para realizar inversiones efectivas en tecnología de manufactura de vehículos eléctricos, es crucial considerar tanto el momento adecuado como la estrategia de implementación. Según expertos, el mejor momento para invertir es cuando hay una combinación de demanda creciente del mercado y disponibilidad de incentivos gubernamentales.
Las asociaciones con organizaciones como los clústeres regionales, AMIA (Asociación Mexicana de la Industria Automotriz), e INA (Industria Nacional de Autopartes) pueden ser aliados útiles para obtener información sobre el mercado mexicano y acceder a oportunidades de negocio.
Conclusión
La transición a la electromovilidad representa un desafío significativo para la industria automotriz mexicana, pero también ofrece importantes oportunidades. La clave para una adaptación exitosa será invertir en nuevas tecnologías y reorientar los procesos de producción para mantenerse competitivos en un sector en constante evolución.
Con una estrategia bien informada, en cuanto a demanda, incentivos disponibles, y oportunidades de negocio emergentes, las empresas mexicanas pueden prosperar en un mercado cada vez más enfocado en la movilidad eléctrica.
Cabe mencionar que mientras la demanda en el mercado norteamericano sigue en crecimiento, las empresas pueden explorar oportunidades de negocio en Europa, donde la adopción de automóviles eléctricos y la electromovilidad en general ha avanzado significativamente, ofreciendo una ventana de oportunidad para expandirse y consolidarse en ambas regiones.
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